Taller de Sanación: «Sanando tú, sano yo; sanando yo, sanas tú”
Una mañana fría, en el espacio de Pañuelos en Rebeldía, iban llegando las compañeras, mientras se preparaba el ritual del mate. Todas se acomodaban con las que llegaban, saludándose en un ambiente de alegría, otras calentando el agua y, para cargar la guampa, utilizamos la yerba agroecológica Oñoirũ acompañada con hierbas de Guatemala. El objetivo era tomar mate con lo que producen nuestras compañeras en los territorios.
En el centro, Lorena Cabnal de la Red de Sanadoras Ancestrales de Guatemala, preparó los elementos para el fuego que nos acompañaría durante la jornada, flores, banderas, libros, arte en barro que iban generando el espacio de sanación entre mujeres.
La corporalidad como dimensión política
Lorena habló de cómo nosotras las mujeres una vez que tomamos conciencia feminista nos indignamos todo el tiempo, por todas las cosas que suceden en nuestros territorios; por eso mismo necesitamos recuperar la alegría sin perder la indignación; ser feminista es alegría e indignación.
El patriarcado genera la opresión sobre nuestro cuerpo para ejercer todas las demás opresiones, determinando qué sentir y cómo sentir. Por ello, sanar es un acto político individual que también puede ser colectivo, y por eso es necesario.
Ternura como acto político emancipador
“Sanando tú, sano yo; sanando yo, sanas tú”. Poner el cuerpo física y emocionalmente es una forma de sanarnos. El rojo es símbolo de sanación porque en el cuerpo radica toda la opresión, pero también significa sanación política. Si nos tocan la sangre, nos tocan la tierra; si nos tocan la tierra, nos tocan la sangre”, explicaba Lorena mientras frotábamos todas una hojita de albahaca como parte de la sanación que se realizaba ese día.
La incansable Norita Cortiñas participó del espacio y se presentó no solo como Madre de la Plaza de Mayo, sino también como miembro de Pañuelos en Rebeldía. Habló brevemente de su experiencia junto a las madres y dejó una reflexión: “No bajar los brazos, no cansarse. ¿Cómo sería si no hubiese madres que busquen a sus hijos?, cada día mostramos que somos más fuertes. En la marcha, pensaba que las mujeres parecíamos flores que crecen en el campo para este horror que vivimos y luego seguía caminando, que somos punta de lanza. Nunca decir que estamos cansadas, que es inútil lo que hacemos, cada día marcamos la historia; nada es imposible, por lo pronto, no duermen los genocidas, juntas somos poderosas, vamos a vencer”.
Nuestra querida compañera Claudia Korol nos dejó otra muy importante reflexión: mirar con quién marchamos, quién está a nuestro lado. Las compañeras del MCC del Chaco argentino, que serán las anfitrionas del Encuentro Nacional de Mujeres, compartieron con nosotras sus luchas históricas como organización de mujeres y en lucha por las mujeres violentadas y secuestradas en su región; ellas se llevaron todas las energías positivas para seguir construyendo el Encuentro de octubre.
El domingo 4 de junio, durante el día, se desarrolló el taller solo para mujeres y por la noche se realizó un taller de sanación abierto. El fuego, nuestros sueños, miedos, esperanzas, utopías y el amor entre compañeras de lucha, encontrarnos entre compañeras feministas, nos fortalece en la lucha que cada una lleva a su territorio, a su Abya Yala.
Fidelia Mendoza
11 de noviembre de 2019 @ 5:36 pm
Me gustó la claridad del teller