Sobre arte, clasismo y dengue
La intervención artística “Plantío Rafael Barrett” es (era) una obra de las artistas Mónica Millán y Adriana Bustos, enmarcada en la exposición colectiva ¡Asunciones! Posiciones sobre la mujer y la sociedad, y en la que colaboró con mucho regocijo nuestra organización donando semillas campesinas y el trabajo agroecológico de cuidado del suelo. Su curador, el referente cultural Fernando Moure, recibió la ayuda de personas innominadas para regar y limpiar frecuentemente el espacio desde su instalación en la plaza Juan de Salazar, frente al Centro Cultural El Cabildo. Con mucho entusiasmo, se esperaba el tiempo de la cosecha, para convocar a un karu guasu y agradecer a la Madre Tierra por sus dones.
Nada de eso fue posible. ¿Por qué? Porque la intervención artística “Plantío Rafael Barrett” ha sido derribada por personal municipal el sábado 18 de enero con el pretexto de ser un criadero de dengue. ¿De dónde salió eso? De una campaña emprendida por el Diario ABC Color desde hace unas semanas. Y a las notas enviadas para explicar el contenido artístico y político de la intervención, se respondían con publicaciones cada vez más violentas. Qué otra cosa se puede esperar del vocero del agronegocio en nuestro país, defensor del extractivismo y difusor del odio hacia el modo de vida del campesinado y de los pueblos indígenas.
La prensa en general sostiene hasta el hartazgo que la epidemia del dengue se debe a que la ciudadanía es “puerca” (sic) por no limpiar su patio o su entorno cercano. Los médicos lo repiten en cada oportunidad que tienen. Llegan al extremo de confundir naturaleza viva, biodiversidad, con basura. Una perogrullada que parece necesario indicar es que basura son los plásticos, las botellas y otros materiales sintéticos, no biodegradables, que pueden acumular agua, ecosistema donde se reproduce el mosquito transmisor de la enfermedad. Considerar que una plantación de maíz y legumbres constituye una amenaza a la salud pública es el reflejo del pensamiento hegemónico que impacta en todas las capas de la sociedad.
Como una huella de triunfo, como una risa sardónica, en el Plantío se ha dejado en pie solo el pequeño tajy. Esta imagen recuerda el desolado páramo donde poco antes se levantaba un bosque y donde, sometido a terrible expoliación, todo se reduce a un solo ser vivo en medio del vacío. Esta acción ejecutada por la Municipalidad de Asunción y alentada, específicamente, desde las páginas del diario de logo amarillo, es una deforestación en pequeña escala con un mensaje muy claro de ese odio del que se habla más arriba.
La ignorancia y el clasismo en todo su esplendor.
Lo que Natura no te da, Salamanca no te presta.