Se quema el futuro

Desde la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, levantamos nuestra voz en medio de una tristeza que nos traspasa de lado a lado. Los incendios que devoran vastos territorios en el Chaco no son una simple catástrofe natural. El fuego que hoy consume los bosques, que amenaza la vida de comunidades indígenas y de pueblos no contactados, es el fuego de la codicia. Es el fuego provocado por quienes, en nombre del agronegocio, queman la tierra para su propio beneficio, sin consideración por la vida que allí habita, por la historia que esos bosques cuentan, ni por el futuro que comprometen.

Nos unimos al dolor de los pueblos que sufren esta tragedia, cuyas vidas están enraizadas en esos territorios ancestrales. Sabemos que estos incendios no son casualidad, son la consecuencia de un modelo que prioriza el lucro sobre la vida, que explota y arrasa con lo que considera recursos, despreciando a la Madre Naturaleza que nos cobija y nos alimenta.

Ese cielo cubierto de humo es el reflejo de un capitalismo insaciable que no reconoce límites ni respeta la diversidad de vida que se apaga a medida que avanzan las llamas. Mientras las comunidades indígenas y campesinas tratan de resguardar los bienes de la naturaleza con prácticas saludables y saberes ancestrales, los acaparadores de tierra, esos que amasan grandes extensiones para su provecho personal, propician la agonía del territorio. Por eso los consideramos responsables de esta tragedia, responsables de este ecocidio que no solo destruye la flora y fauna, sino que también desgarra el tejido social y cultural de las comunidades que habitan estos territorios.

Bosque arrasado.

Es momento de transformar este dolor en una fuerza de resistencia y transformación. Aquellas que defendemos la vida, que practicamos la agroecología y creemos en la convivencia armoniosa con la naturaleza, llamamos a una sociedad que ame y valore la tierra, y que asuma su compromiso con las generaciones por venir. No podemos seguir tolerando la devastación en nombre del progreso.

Al Gobierno Nacional le demandamos una pausa ecológica inmediata. Es urgente que las instituciones se involucren y declarar el estado de emergencia para asistir directamente a las comunidades afectadas, no solo con recursos materiales, también con soluciones que garanticen la protección de sus territorios. Este momento requiere un compromiso firme con la vida, con la preservación de nuestro patrimonio natural y cultural, y con el respeto a los pueblos que han sido guardianes de esta región durante siglos.

Nuestro llamado es claro: ¡basta de incendios provocados, basta de destrucción! Por la vida, por el futuro, por la Madre Naturaleza, exigimos un cambio en las leyes y en las prácticas agrícolas ahora. Cada árbol que cae bajo el fuego, cada vida que se extingue entre cenizas, son un pedazo del mañana que se desvanece.

¡Emergencia ya! ¡Pausa ecológica ya!

Asunción, 12 de septiembre de 2024