Por el aniversario N° 16 de nuestra organización
Manifiesto de Conamuri
En el marco de la conmemoración por los 16 años de vida de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, sus militantes, reunidas el 14 y 15 de octubre de 2015, en el barrio Sajonia de Asunción, emitimos este manifiesto para expresar cuanto sigue:
Es notable y, a la vez, muy preocupante, entender que el régimen de Alfredo Stroessner se desplegó a lo largo de 35 años que le permitieron instalar todo un aparato político, económico y cultural para mantener adormecida y en zozobra a la población paraguaya, en tanto que el gobierno neoliberal del empresario Horacio Cartes esté logrando ese mismo modelo autoritario en poco más de dos años de administración.
Al gobierno actual no le importa la cotidianidad y el destino de los paraguayos y las paraguayas. Antes bien, ofrece los bienes comunes del Paraguay a una horda de empresarios extranjeros y transnacionales a los que facilita el saqueo y la apropiación de lo que es patrimonio de todo un país: Cartes es guardián de los intereses del capital financiero y en tanto que siga operando impunemente, la mayoría de la población iremos perdiendo nuestros territorios y, con eso, los derechos conquistados y nuestra propia identidad.
Hoy, el modelo de la prebenda y el nepotismo que sostuvo la estructura del autoritarismo en la dictadura, que persistió en la transición hacia la democracia y afianzó la corrupción como modo de vida, está siendo dejado de lado porque existen otras formas de acumular riquezas; estas se dan a través de las corporaciones multinacionales que expolian la naturaleza y solo dejan a su paso miserias humanas y catástrofes ecológicas de incalculables consecuencias, pero que benefician a la oligarquía parásita que vive a costa de la suerte del otro.
Ante estas realidades que afectan el buen vivir de nuestro pueblo y repercuten en el desarrollo sostenible de las comunidades campesinas e indígenas, y esencialmente en la vida de las mujeres, mayores víctimas de la violencia del sistema al recrudecerse los fundamentalismos, entendemos que nuestros desafíos y, por lo tanto, nuestros compromisos, son:
-Fortalecer la articulación de mujeres indígenas y campesinas para seguir construyendo una herramienta sólida que haga frente a los embates del capitalismo agrario, declarando una lucha frontal contra el extractivismo, el acaparamiento de tierras, los monocultivos, las semillas transgénicas y los agrotóxicos, que son la expresión de violencia más palpable del modelo de producción vigente.
-Potenciar todavía más nuestras luchas a favor de la soberanía alimentaria como la única alternativa válida para defender los territorios campesinos e indígenas desde adentro, trabajando la Agroecología, que es la mejor oposición al agronegocio y cuya bandera la llevamos bien en alto, promocionando espacios de formación y práctica tanto en el campo como en la ciudad.
-Bregar por la incorporación cultural de una sociedad sin violencia hacia las mujeres, las niñas y niños, las personas de la tercera edad y los sectores más vulnerables hasta que se constituya en un hábito colectivo y sea finalmente erradicada la violencia en todas sus formas, lucha que abarca la igualdad entre hombres y mujeres, es decir, el fin de los privilegios de género.
-Elevar el nivel de conciencia de nuestro sector y de la clase trabajadora en general, desde los principios de solidaridad e integración que son nuestra razón de ser y de actuar.
Por todo lo anterior:
-Reafirmamos nuestra entera convicción de que, para alcanzar estos ideales, el futuro de nuestro país debe ser socialista y antipatriarcal, lo que significa que la responsabilidad que nos toca como militantes de una organización arraigada en el feminismo campesino y popular es todavía mayor, y así lo reconocemos.
-Animamos a todas las organizaciones campesinas, indígenas, sindicales, estudiantiles, etc., a dejar de lado intereses sectarios y marchar en unidad hasta derrotar esta dura fase del sistema capitalista y poner fin al narco-gobierno, haciendo uso de las herramientas que caracterizan la lucha de los pueblos y mediante las que hemos conquistado derechos y reivindicaciones históricas desde el momento en que fueron utilizadas como estrategias de combate ante los opresores de la clase minoritaria.
-Exigimos justicia y reparación para los campesinos y campesinas que están siendo juzgados por la masacre de Curuguaty, juicio que ante tantas arbitrariedades y aberraciones debía haberse anulado ya hace tiempo declarando la libertad de los procesados contra quienes se ha atentado en su dignidad y sus derechos desde el 15 de junio de 2012 hasta la actualidad. Así también, nuestra plena solidaridad con Los Seis Campesinos, presos políticos criminalizados y encerrados en la penitenciaría de Tacumbú, cuyo proceso judicial fue, en su tiempo, igual de viciado y absurdo que el del caso Curuguaty.
-Nos pronunciamos con alegría ante la lucha estudiantil; nuestra esperanza está puesta en esta generación inquieta, rebelde y demandante que no se calla ante las irregularidades, los privilegios, los vicios y la corrupción que son herencia nefasta del régimen stronissta. Nos solidarizamos con la juventud sana que ama a su país y nos unimos a ella en el reclamo de una reforma educativa que contemple en sus principios la educación pública gratuita y de calidad.
-Hacemos un llamamiento especial a todas las organizaciones de la clase trabajadora a luchar incansablemente y desde todos los ángulos posibles por la recuperación de las tierras malhabidas, por la defensa de los territorios conquistados mediante la lucha campesina y por la protección de los territorios indígenas que están sufriendo las amenazas de las voraces corporaciones.
Celebramos los avances que hemos construido en estos 16 años como articulación de mujeres del campo, pero también reconocemos nuestras debilidades y contradicciones que al ser identificadas nos brindan la fortaleza necesaria para continuar caminando hasta la superación de las mismas, enarbolando siempre los ideales y la mística que nos moviliza hacia el horizonte de un porvenir mejor.
¡Maymave mba’apohára jajoajúna oñondive,
oi’ŷre diferencia ñande derecho ñadefende!