Mujeres de lucha y territorio: acreedoras del Premio Dignidad a la Trayectoria de Codehupy
Los Premios Dignidad son una iniciativa de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) que, en su segunda edición, convocaron a 46 defensoras y defensores de derechos humanos de todo el país. La ceremonia de reconocimiento y el acto cultural se realizó el 19 de noviembre en las instalaciones del Hotel Guaraní.
Este año fueron adjudicadas con el Premio Dignidad a la Trayectoria dos lideresas de Conamuri: Hilaria Cruzabie y Bernarda Pesoa, grandes compañeras que son referentes del movimiento indígena en nuestro país y la región.
Por su parte, el Premio Dignidad como tal fue otorgado a la comunidad indígena Tekoha Sauce de Arroyo Guasu y la Coordinadora de Lucha por la Tierra del Bañado Sur.
Otras postuladas
Conamuri considera que todas sus integrantes aportan valiosos elementos para el sostén de la organicidad. La vida institucional tiene sus pulmones en los territorios, en las manos de las mujeres de base que día a día luchan desde sus chacras y desde sus comités para combatir las desigualdades del sistema que las mantiene en condiciones de vulnerabilidad. Aún así, son mujeres empoderadas que han sido parte de procesos pedagógicos en los que fortalecieron su nivel de consciencia al punto de querer formar parte de la construcción de ese otro mundo posible.
Otras postuladas este año para el Premio Dignidad a la Trayectoria por parte de nuestra organización, como un reconocimiento a sus luchas, fueron: Beatriz Rivarola, Ramona Benítez, Julia Díaz, Zulma Chávez, Gertrudis Leiva, Nidia Pesoa, Blanca Galarza, Petrona Villasboa, Hilda Santacruz y Ceferina Guerrero.
Cada una de las compañeras de Conamuri que han sido postuladas para esta premiación fueron escogidas, en primer lugar, por el hecho de que siendo mujeres campesinas empobrecidas se hayan decidido a accionar, a luchar por el derecho a la tierra, a la soberanía alimentaria y a la igualdad ante los hombres. El solo hecho de plantearse a sí mismas protagonizar estos procesos, predisponerse para luchar con el colectivo, con la comunidad, es ya un paso muy importante hacia la emancipación que buscamos las mujeres en una sociedad profundamente machista y discriminadora. Son mujeres históricamente invisibilizadas, siempre actuando tras bambalinas, mientras otros toman el micrófono o copan los espacios de poder, pero sin ellas nada se consigue porque organizan a sus hijas e hijos, a sus vecinas, ayudan a elevar el nivel de conciencia, posicionan a la organización desde abajo; no salen en el diario ni hablan en la radio, pero son las que sostienen la organización en las bases.
Hilaria Cruzabie: Luchadora por la educación indígena
Nuestra compañera Hilaria Cruzabie nació el 14 de enero de 1960. Es de profesión maestra de primaria, una de las primeras docentes profesionales de su comunidad. Hoy día jubilada, después de 28 años de servicio en el magisterio, el MEC la reconoció como “docente destacada” en 2004.
Trabajó en el Grupo de Seguimiento hasta la aprobación de la Ley N° 3231/2007 de Educación Indígena del Paraguay. Actualmente realiza trabajo voluntario en su comunidad Santa Teresita (Dpto. Boquerón), acompañando a la lideresa comunitaria en sus gestiones. Además, integró el equipo responsable de la construcción del Plan Nacional para Pueblos Indígenas con el fin de hacer cumplir los derechos de los pueblos indígenas, material que fue presentado en enero de este año, orientado a consolidar el diseño e implementación de políticas públicas como políticas de Estado, acordes con las formas de vivir de los Pueblos Indígenas, para el logro del bienestar y la garantía plena de sus derechos.
Miembro directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), siendo la primera representante mujer proveniente de Paraguay en ocupar este espacio desde el que representa a las comunidades indígenas de nuestro país (FILAC es un espacio de articulación que lucha por el cumplimiento de los derechos humanos de minorías étnicas).
En Conamuri desarrolla tareas de formación desde el año 2010, integrando el equipo de “Pytyvõhára” y en la Dirección Nacional actual ocupa la titularidad de la Secretaría de Comunicación, Prensa y Cultura de esta organización.
Así también, en la misma organización coordinó por dos años la Escuela de Mujeres Indígenas «India Juliana», junto a otras lideresas indígenas. Hilaria Cruzabie es una de las “Pytyvõhára” más activas y con mejor técnica pedagógica, debido a su experiencia en aula.
También en 2015 acompañó procesos formativos de la Articulación Chaqueña.
Desde el año 2014, Hilaria Cruzabie tuvo que afrontar un proceso judicial por una causa abierta en el INDERT y que pesaba sobre varias organizaciones campesinas. Ella, como miembro de la Dirección Nacional de Conamuri en ese tiempo, fue imputada por lesión de confianza junto a la dirigenta Alicia Amarilla. El proceso judicial fue largo y duro, la criminalización contra las compañeras referentes puso en juego todo el trabajo desarrollado por Conamuri a lo largo de los años, pero la credibilidad se recuperó y se logró limpiar el nombre de las afectadas con el sobreseimiento definitivo que resultó del juicio oral, ya que el Ministerio Público no pudo reunir pruebas contra ellas.
Por otro lado, desde los espacios de acción y debate en los que participa, la contribución de Hilaria Cruzabie siempre ha sido coherente con la lucha por la autodeterminación de los pueblos indígenas, lo que incluye el respeto a su cultura y su modo de concebir la vida, su cosmovisión. Todas las luchas se hermanan, y quien lucha por la educación está luchando también por la igualdad y la justicia. Es madre de 3 hijos y abuela de 4 nietos y nietas.
Bernarda Pesoa: Defensora de los derechos indígenas, el territorio y el medio ambiente
Bernarda Pesoa nació el 12 de marzo de 1981 en la comunidad de Cerrito, territorio del Pueblo Qom en el departamento de Presidente Hayes. Tiene una hermana y dos hermanos, sus padres decidieron apoyar en sus estudios solo a los varones, hoy docente y lingüista, respectivamente, habiendo realizado Bernarda la escuela hasta el 3° grado.
A la edad de 12 años se trasladó a Asunción para trabajar en el servicio doméstico, tiempo en que conoció la realidad de muchas mujeres paraguayas que desde temprana edad son desarraigadas de sus comunidades para ejercer de “criaditas”. En esos años sufrió mucho porque solo conocía su lengua nativa, el Qom. De grande ya su madre le enseñó a hacer artesanía, actividad con la que subsiste hasta el día de hoy. En ese tiempo se conformó una asociación de artesanas con la que Bernarda Pesoa aprendió mucho y llegó a ser una referente de las ferias ya desde muy joven, antes de cumplir los 20 años.
En 1999 fue parte del proceso de construcción de Conamuri, la primera organización que nuclea a mujeres campesinas e indígenas en torno a realidades y necesidades comunes y en procura del buen vivir. En Conamuri se decidió a ser autodidacta y en el proceso organizativo aprendió a leer y escribir y también a hablar guaraní y castellano; hoy día agradece también haber aprendido a usar una computadora, conocimiento muy necesario para la redacción de notas y proyectos que elabora en favor de su comunidad. También se empapó de los espacios de formación política de Conamuri, donde abrió los ojos a las problemáticas que existen en su comunidad y a encontrarle razones estructurales y sistémicas.
Trabajó como investigadora de campo en un programa sobre pobreza de los pueblos indígenas del Chaco para el Ministerio de Educación durante el gobierno de Fernando Lugo. Así también, colaboró en una investigación sobre embarazo adolescente en mujeres indígenas de los Pueblos Qom, Nivaclé, Ayoreo y Mbya con la organización Tierraviva.
En 2014, en una asamblea de 800 mujeres campesinas e indígenas, fue electa como Secretaria de Relaciones de Conamuri, siendo la primera compañera indígena en ocupar ese cargo.
Bernarda Pesoa es integrante del equipo de “Pytyvõhára” de Conamuri, una educadora popular en lengua Qom, enseña a leer y escribir a niñas y niños y también a adultos mayores en su comunidad. Ese mismo año 2014, su comunidad Santa Rosa la eligió en asamblea como su lideresa, sorteando varios obstáculos, la discriminación de los líderes varones (por ser mujer y por su juventud) y la burocracia del INDI, el cual la reconoció como lideresa después de un año y siete meses de la solicitud, cuando normalmente ese mismo procedimiento tarda apenas tres meses.
En su rol de lideresa, organizó los reclamos de su comunidad para gestionar ante las instituciones y también presionarlos a través de acciones directas no violentas; de esa manera han conseguido cambiar el rostro de su comunidad con mucho esfuerzo, viviendas sociales, agua corriente, la pensión de adultos mayores y el programa Tekoporã; incluso un local para el comedor popular y otro para las mujeres artesanas, esto último un logro muy reciente todavía y que está en proceso de construcción.
En 2016 ingresó al Colectivo de Mujeres del Gran Chaco Americano (que abarca Bolivia, Paraguay y Argentina) y en 2018 al Grupo de Acción Intercultural Sunu.
En su trayectoria son múltiples las acciones que encabezó y de las que formó parte para acompañar los reclamos populares y la visibilización de las luchas de los pueblos indígenas y campesinos: conversatorios, paneles, cortes de ruta, marchas, desarrollados tanto dentro como fuera del país. Como lideresa de base, defensora ambiental, artesana, educadora popular y referente de Conamuri, han sido varios los procesos donde estuvo involucrada, siempre con el propósito de alcanzar bienestar para las comunidades indígenas.
Sin dejar de lado su maternidad ni su papel como gestora ante las necesidades de su pueblo, Bernarda Pesoa lidera actualmente la lucha por defender el medio ambiente y el territorio Qom frente a iniciativas extractivistas que parten de la Fundación Paraguaya y la empresa Forestal Sylvis; en el marco de esta lucha ha sido violentada físicamente y descalificada sin fundamento por parte de los referentes comunitarios involucrados en el proyecto de reforestación con eucalipto, al que se oponen 5 de las 8 aldeas que conviven en el territorio Qom de Cerrito.
Forma parte del equipo que dio contenido a la Escuela de Formación de Lideresas “India Juliana” en 2018.