Declaración de la Marcha Mundial de las Mujeres
Nosotras de la Marcha Mundial de las Mujeres de Paraguay, Argentina, Chile y Brasil reunidas en Asunción, Paraguay, los días 25, 26 y 27 de octubre, en el Encuentro Internacional «Mujeres Sujetas Políticas: fortaleciéndose para la transformación”:
CONDENAMOS la declaración de Estado de excepción en la zona norte del Paraguay así como demás medidas de criminalización de la protesta en nuestra región. La región está viviendo la expansión de un modelo de seguridad, basado en la militarización total de los espacios de convivencia.
Esta militarización se basa en la instalación de bases militares por todo el continente, el aumento en los presupuestos para las fuerzas militares, la compra de armamentos y equipos para la guerra, la aprobación de leyes de tipo represivo, esto combinado con la aplicación de programas de tipo “social” que aprovechan de la ausencia de políticas sociales estables para legitimar la presencia y la actuación de las milicias.
Al mismo tiempo este tipo “ayudas sociales” han sido utilizadas para desmovilizar a los sectores populares con amenazas de que se van a dejar de dar si alzan sus voces de protesta.
En América Latina este modelo de militarización se fortalece con la aplicación del Plan Colombia y está directamente ligado al funcionamiento del modelo de desarrollo económico vigente de tipo extractivista, en el que se saquean nuestros bienes naturales como el agua, las tierras, los minerales, el petróleo y todo lo que les genere ganancia, para la instalación de multinacionales que se aprovechan estos bienes, ocasionando grandes perjuicios sociales y ambientales.
En nuestros países la militarización se evidencia no solo con el aumento de tropas, sino con la criminalización de las luchas populares y de las organizaciones sociales que se organizan para defender sus derechos.
También busca generar una cultura del miedo y de desconfianza hacia el otro y la otra en nuestras relaciones cotidianas.
Nosotras las mujeres conocemos la violencia sexista utilizada como arma de guerra, para desestabilizar nuestras comunidades, para colonizar nuestros cuerpos a la vez que nuestros territorios.
RESISTIMOS a la instrumentalización de nuestro trabajo y de nuestras vidas para instalar la militarización en nuestros pueblos.
RECHAZAMOS el falso discurso de que necesitamos ser protegidas por hombres con armas, en la realidad sigue la violencia domestica, la impunidad, la desaparición de niñas para la trata y la prostitución, los femicidios, aún más frecuentes en las zonas militarizadas.
Nos PREOCUPA la situación actual en Concepción y San Pedro, donde la violencia intimidatoria y la desinformación producidas por los medios de comunicación empresariales están provocando la expulsión de varias familias, su aislamiento y atemorización.
La situación se siente también en las demás regiones con la estigmatización de las organizaciones sociales, sobretodo campesinas e indígenas, con objetivo de callar las voces y el pensamiento autónomo de los y las que defendemos la soberanía de los pueblos.
Nos SOLIDARIZAMOS con nuestras compañeras que viven y luchan en estas regiones y amplificaremos su voz en todo el mundo.
DENUNCIAMOS la acción de la policía chilena, con la connivencia del gobierno nacional, en la represión a las movilizaciones estudiantiles; y en especial la represión a las mujeres jóvenes con agresiones y maltratos cuando fueron agarradas por los pelos o cuando han obligado a mujeres jóvenes de 14 a 16 años a desnudarse en la comisaria como si fuera un procedimiento “normal”.
En todos nuestros países vivimos la criminalización de la pobreza y de las mujeres, como es la ofensiva contra las mujeres que recurren al aborto mientras no hay políticas que afrontan los altos índices de mortalidad materna.
También VIVIMOS la represión contra las luchadoras, el asesinato de campesinas y campesinos e indígenas que resisten a las políticas de saqueo del capitalismo extractivista, de las compañías mineras, la contaminación del ambiente y los agravios a la salud de las personas por la expansión de monocultivos como la soja transgénica, la ganadería y la caña de azúcar para la producción de agrocombustibles.
Nos COMPROMETEMOS a organizar acciones concertadas de denuncias y afirmación de alternativas, como a generar y difundir informaciones de lo que pasa en nuestra región, para que las voces de las mujeres que resisten cotidianamente al ataque de sus derechos sean escuchadas y que la solidaridad entre mujeres de todo el mundo se haga sentir.
REIVINDICAMOS el derecho a vivir una vida libre violencia y a promover una cultura de paz, donde la buena convivencia entre las personas sea uno de los principales valores de nuestras sociedades.
¡Estaremos en marcha hasta que todas seamos libres!