Informe de Paublina Ramos, desde Guajayvi, San Pedro.
El día de hoy, viernes 6 de agosto, en la casa particular de uno de los productores, tuvo lugar una reunión entre pobladores del asentamiento 15 de Abril del distrito de Guajayvi, en el departamento de San Pedro. En la ocasión se dialogó sobre la situación que están atravesando las familias agricultoras afectadas por el clima adverso que arrasó con sus cultivos en los últimos tiempos.
Ellos refirieron que hasta la fecha no han recibido ninguna visita de los responsables del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), pese a que la han solicitado, para cerciorarse sobre el impacto real de este fenómeno climático (heladas) en tres oportunidades durante el pasado mes de julio. Lamentan el desinterés de las autoridades para el sector trabajador campesino y manifiestan sentirse abandonados por el Estado.
El comité de productoras Oñondive reúne a 23 mujeres provenientes de Itapúa Poty y Edelira (Itapúa) que vienen desarrollando desde hace un año una propuesta de trabajo comunitario con un fuerte componente comercial.
El proyecto de empoderamiento económico y social de las mujeres tiene el apoyo de SPG y Paraguay Orgánico y consiste en la producción y venta de hierbas medicinales ¾en un principio, ka’a he’ê y cedrón Paraguay¾ y la elaboración de huertas agroecológicas mediante la gestión sostenible de los recursos naturales, a los que se suma el fortalecimiento de las capacidades humanas y el acceso al mercado diferenciado.
“El objetivo que se persigue con esto es que las compañeras puedan generar un ingreso económico dentro de sus casas y promover a la vez en la comunidad la producción con enfoque agroecológico, como propuesta de una alimentación más saludable para las familias”, sostuvo Celia Motta, una de las asociadas del comité.
Celia Motta.
Después de pasar por largos procesos de capacitación y práctica relacionados al cuidado del suelo, la producción de abonos caseros sin agregados químicos e insumos para el control de insectos, incluso marketing y comercialización, llegó el momento de planificar el lanzamiento de la feria agroecológica organizada por el grupo, la primera de varias que se espera instalar semanalmente a partir de ahora.
El comité Oñondive integra la Asociación de la Agricultura Agroecológica del Paraguay, la cual produce la yerba mate de la marca Oñoirũ. Esto es importante porque esta asociación promueve el trabajo y los cuidados colectivos desde las primeras fases de la producción. “La minga y el jopói son valores de nuestra cultura paraguaya que se están extinguiendo y como mujeres organizadas ellas están en proceso de recuperar dichas costumbres llevándolas a la práctica”, comentó Marlene Villalba, comunicadora de la zona y también asociada.
Muchos productos frescos son ofertados por las feriantes.
La feria
La primera feria del comité tuvo lugar el pasado 30 de julio con los puestos cargados de productos provenientes de las fincas asociadas. Entre hierbas medicinales, hortalizas y frutas de estación, legumbres, maní y coco, queso fresco, huevos y gallina casera, se incentivó a la vez el uso de canastas de karanda’y para recurrir lo menos posible a plásticos y bolsas de hule.
Participaron en el acto inaugural, representantes del PNUD Paraguay, el Ministerio de Industria y Comercio, el Ministerio de Desarrollo Sustentable, funcionarios y autoridades de la Gobernación de Itapúa y de la municipalidad de Edelira.
“La secretaria de Turismo de la Gobernación, Lic. Verónica Stéfani Torales, también estuvo presente para invitarnos a trabajar en conjunto e incluir nuestra asociación más adelante en la ruta turística, así para que la gente sepa de dónde salen los productos que ofrecemos”, informó a su vez Milena Cañete.
El acto de inauguración incluyó un momento de entrega de llaves del depósito que funcionará como silo y un motocarro para el uso de las mujeres del comité por parte de los ejecutores del proyecto.
“Este espacio que abrimos ahora con la esperanza de hacerlo cada semana quiere demostrar cómo las mujeres conservamos sabiduría y conocimientos que se transmiten de generación en generación sobre el cuidado de las plantas, ahora empezamos con stevia y cedrón, pero las compañeras están diversificando sus fincas con otras variedades, y eso es muy positivo”, agregó Celia.
“Las compañeras están felices con los resultados de la feria, es un sueño cumplido para todas”, finalizó Milena.
La localidad Santa Rosa del pueblo Qom, ubicada en el municipio de Cerrito (Pdte. Hayes) despidió con mucha tristeza a la artesana Cristina Ramírez, quien falleció el viernes 9 de julio. Ella había sido internada dos días antes en un sanatorio privado, aquejada por complicaciones de la Covid-19.
Varias organizaciones sociales han emitido sentidos comunicados anunciando la partida de quien fuera una referente comunitaria, madre de familia, trabajadora incansable por la recuperación cultural de la memoria colectiva.
Cristina acompañó en todo momento las decisiones de la lideresa de Santa Rosa, Bernarda Pesoa, siendo en la práctica la que asumía en su ausencia el liderazgo en la comunidad; participó de un sinfín de acciones que buscaban visibilizar las necesidades que oprimen a su pueblo y se caracterizó por solidarizarse con todas las poblaciones indígenas. Su preocupación constante fue dejar un legado a las futuras generaciones, sobre todo a las mujeres jóvenes, a quienes instruía en el arte de tejer cestas de caranday, carandilla y totora, procurando con eso la transmisión de los saberes ancestrales.
En ese sentido, ella fue una de las fundadoras de la Asociación de Artesanas del Pueblo Qom en 1998 y del Grupo de Mujeres Artesanas de Santa Rosa en 2014; ambas nucleaciones trabajan en la promoción de la artesanía autóctona. Perteneció además a la Dirección Nacional de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri en el periodo pasado y adquirió formación política suficiente para tener intervenciones muy recordadas en las marchas y encuentros sobre los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas, el medio ambiente y la lucha por el territorio. Así también, desde su trabajo de base, ella ha logrado formar a más de cien mujeres de diferentes edades en su territorio.
“Nuestra hermana, amiga y compañera Cristina Ramírez es una mujer luchadora que ha salido adelante sola con sus hijos. La mayor es docente y la segunda está estudiando una licenciatura en educación, el menor está en el colegio. Cristina es un ejemplo de madre, con su arte ella mantenía a sus hijos y les hacía estudiar”, la recordó emocionada Nidia Pesoa, vecina de Santa Rosa. “Nos dejó muchos conocimientos, cómo defendernos de la discriminación, nos enseñó los derechos de las mujeres, que ninguna debemos ser maltratadas y nos aconsejaba no depender de nadie en la vida, como mujeres valemos mucho y podemos lograr nuestros objetivos con nuestro propio esfuerzo”, continuó.
La comunidad Qom se encuentra ahora de luto permanente; con esta pérdida no solo se quedan sin una de las artesanas más talentosas y de bellas creaciones, sino que también ella era la voz de su pueblo, nadie conocía mejor que Cristina Ramírez las preocupaciones que afectaban a su territorio, la lucha que significaba la conservación de las costumbres, la cultura, el idioma, la espiritualidad y, sobre todo, la tierra y los bosques, en estos tiempos en que todo se está privatizando y dejando menos posibilidades de acceder a las materias primas que les dan sustento.
“Resistimos para preservar nuestro patrimonio agroalimentario”
A pesar de la crisis generalizada, agravada por la COVID-19, este año las productoras y los productores de alimentos del país ven con más urgencia la necesidad de mostrar e intercambiar la diversidad de semillas que constituyen el patrimonio agroalimentario de nuestro pueblo.
Productoras, productores, consumidoras, consumidores enfrentamos juntos esta crítica situación, ya que los intereses mezquinos de quienes están en los órganos de decisión del Estado ahogan y profundizan la situación de precariedad que vivimos en la ciudad y el campo.
La Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri fue adjudicada con un proyecto de producción de aves domésticas que traerá alivio a un total de 161 familias lideradas por mujeres en las zonas de San Pedro, Caaguazú, Guairá, Misiones y Alto Paraná.
Este proyecto de inserción a los mercados agrarios, conocido como PIMA y ejecutado por el Ministerio de Agricultura, consiste en la entrega de insumos, equipos y material biológico (pollitos) a cada familia beneficiaria, con lo cual se espera brindar un pequeño respiro hasta que la producción vuelva a fortalecerse, ya que la pandemia por Covid-19 afectó en forma grave principalmente el rubro hortícola, y como consecuencia no hay semillas en el medio y se genera dependencia de mercados externos, sin contar con el drama de la sequía que es resultado del modelo de producción dañino para el ambiente y que destruye los territorios al provocar pérdidas económicas contra las familias campesinas e indígenas.
Desde la CONAMURI denunciamos el atropello a los derechos campesinos de Paraguay, impulsado por un proyecto de la Cámara de Diputados que pretende modificar la Ley 1863/2002 Estatuto Agrario. El objetivo principal es legalizar tierras que fueron robadas en época de la dictadura stronista y en los posteriores gobiernos colorados.
Denunciamos que una vez más en plena pandemia, actuando de manera perversa, sin participación abierta, masiva, amplia y diversa, se pretende legalizar las “derecheras compradas” por empresarios del agronegocio, quienes presionan para desplazar a comunidades campesinas e indígenas, hecho que deja como resultado la existencia de comunidades rodeadas por inmensos sojales.
«No empieces una dieta que terminará algún día, empieza un estilo de vida que dure para siempre».
El modelo de producción imperante en nuestro país y la región está obligando a la población a tomar conciencia de nuestros actos como seres humanos y principalmente como productores de alimentos, como campesinos y campesinas que somos, en medio de condiciones económicas y ambientales desfavorables. Cambiar nuestro modo de vivir, producir y alimentarnos más que una alternativa debe ser una línea estratégica de resistencia. La agroecología es la opción más viable y perdurable para la agricultura campesina, este modo de vivir debe ser rescatado, afianzado y conservado, pues al transformar nuestro entorno se coloca a las familias campesinas e indígenas como sujetos activos (históricos), promoviendo así el enfoque ecológico que tiene principios y no recetas.
La agroecología tiene sus raíces en la historia de la agricultura de origen ancestral; cada pueblo organiza su propia cultura en y con la naturaleza, buscando actualizar la ancestralidad para un cambio humano y volver a dar alimentos sanos. Se torna así la agroecología en una respuesta al hambre, a la crisis ambiental, al problema agrario, inclusive al covid-19 porque una persona bien nutrida goza de buena salud (defensa) y, por lo tanto, fortalece el sistema inmunológico.
Promovemos un modelo que protege y está a favor de la vida, pues al producir nuestros propios alimentos estamos haciendo frente a toda la red de supermercados de nuestro alrededor, llevar alimento a la mesa sin depender, decidir qué comer, diversificar y con la certeza de que es un producto sano, saludable, nutritivo. Este modo de vida hoy en día lleva el nombre de agroecología con campesinos, familias, árboles, comunidades, biodiversidad. La agricultura es una actividad típicamente humana que a través de la creatividad es capaz de dar alimentos; para ello, se incluye dentro de un territorio, agua, semilla, suelo, animal.
Los alimentos saludables deben ser frescos, variados y balanceados para tener buena salud y sentirnos bien. Alimentarse requiere de creatividad, disciplina, conocimiento, innovación, sabiduría, mantener viva la ancestralidad-identidad, trasmisión oral de conocimiento de generación en generación, el trabajo colectivo, reconocer, valorar el trabajo de las mujeres en la agricultura; quienes mantienen la cultura, el idioma, conservan la gastronomía local.
Las mujeres cumplen funciones indispensables dentro de la agricultura que históricamente no es reconocida ni valorado, como la recolección de las semillas, después de la cosecha las mujeres se encargan de guardarlas y cuidar que sean las mejores para no perder la vigorosidad…
La responsabilidad es colectiva, el campesinado, consumidores, técnicos de campo, las relaciones como seres humanos son elementos muy importantes para aplicar este sistema de producción, todos tenemos conocimientos que aportar en cada espacio. Experimentar, compartir e intercambiar los resultados con los demás.
La reforma agraria popular es necesaria cuando falta tierra para el campesinado y pueblos originarios y pobladores de los lugares periféricos de la ciudad, quienes son los que trabajan la tierra para un bien común y mejorar sus condiciones de vida, eso quiere decir que debemos sacar de quienes concentran solo para un negocio y acumular capital para unos pocos.
La lucha por las tierras malhabidas y lugares públicos improductivos de las ciudades (seccional colorada) pueden ser destinados a las familias que puedan producir sus alimentos, organizar huertas urbanas, chacra común, etc.
Comunicado colectivo internacional promovido por el Centro de Estudios Legales y Sociales – CELS (Argentina)
Es urgente una respuesta global que reconozca a las vacunas como un bien común de la humanidad. La suspensión temporal de patentes es un paso obligatorio para producir masivamente los insumos necesarios para enfrentar la pandemia en el mundo y garantizar el derecho a la salud y a la vida en todos los países.
Los remedios, insumos y vacunas para la prevención y tratamiento del Covid-19 existen y son inaccesibles para la gran mayoría de la población. La codicia de un pequeño grupo de países y el lobby empresarial impiden que se democratice la producción de los medicamentos y de las vacunas. Esa concentración buscada y sostenida y la opacidad incluso respecto de los costos de producción y criterios de determinación de precios prolongan la pandemia y ahondan la crisis social y económica en América Latina y en el mundo.
Entrevista con Perla Álvarez, militante feminista y referente de Vía Campesina
Por Sergio Ferrari*
La protesta social en Paraguay tuvo su detonante pandémico durante marzo pasado. Sin respuestas significativas de parte del gobierno, cualquier chispa puede convertirse en un nuevo disparador. Y transformar esta crisis, de por sí dramática, en una realidad caótica.
Si la situación sanitaria fue la causa determinante se le sumaron muchas otras reivindicaciones sectoriales enfatiza en esta entrevista exclusiva Perla Álvarez Brítez, militante feminista y dirigente campesina.
Una historia de lucha sin respiro
A punto de cumplir sus 50 años es, desde hace más de dos décadas, una de las referentes sociales paraguayas de primera línea. En octubre del 1999 junto con otras trescientas activistas fundaron la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, que forma parte de la CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo), de la Marcha Mundial de Mujeres, de ALBA de los Movimientos Sociales y de Vía Campesina. Este movimiento convoca, como cada año, para el próximo 17 de abril, una jornada de protesta por el Día Internacional de las Luchas Campesinas.
Con presencia de los socios productores, llegados desde Edelira km 47 en Itapúa, la Asociación de la Agricultura Agroecológica del Paraguay invita a la presentación de la nueva partida de yerba mate agroecológica Oñoirũ, edición 2021, a realizarse en fecha 27 de febrero de 2021 a las 17 hs., en el marco del Día Nacional del Tereré. La actividad tendrá lugar en El Granel, Juan de Salazar 372 entre Artigas y San José, Asunción.