Ante el cobarde asesinato del compañero Enrique Brítez Irala
La Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas, Conamuri, se dirige a la opinión pública en general para expresar su indignación ante el cobarde asesinato del joven compañero Enrique Brítez Irala, dirigente de la Unión Campesina Nacional, UCN, y miembro de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas, MCNOC, previamente secuestrado y sometido a tortura, y cuyo cuerpo sin vida fue hallado el pasado 1 de mayo, colgado de un árbol, en la colonia Jejuí, distrito de Choré, San Pedro, esperando con este vil simulacro los perversos autores morales y directos que el hecho sea tomado por un suicidio.
Con esto se demuestra, una vez más, que los códigos de la guerra no declarada entre los propietarios de la tierra y el sector rural, se imprimen con sangre. Además de servirse del aparato judicial para criminalizar la lucha social en la búsqueda de una solución a sus reclamos, los oligarcas de nuestro país, los usurpadores de los bienes públicos y los que han amasado su fortuna a costa de miles de excluidos, no vacilarán ante nada con tal de detener el proceso histórico por el que hemos votado los paraguayos y las paraguayas hace poco más de un año.
Desde la Conamuri, integrante del Frente Social y Popular y afiliada a la CLOC-Vía Campesina, decimos:
No es posible seguir soportando este estado de incertidumbre e inseguridad en que nos vemos envueltos por nuestro compromiso con la lucha campesina e indígena.
No es posible seguir tolerando que la oligarquía haga uso de sus recursos económicos para eliminar a compatriotas que sólo demandan un pedazo de tierra donde vivir dignamente él y su familia, aparte de utilizar los mecanismos judiciales para garantizar la impunidad.
No es posible seguir obviando los derechos humanos y postergando la justicia social que se concretará sólo a través de una reforma agraria profunda y definitiva.
Si por un lado los sectores más desfavorecidos claman por la satisfacción de sus necesidades para mejorar mínimamente su calidad de vida, por otro lado un monstruo de la dictadura stronissta se da el lujo de seguir abofeteando al pueblo paraguayo con su regreso repentino y arrogante. El asesino Sabino Augusto Montanaro debe ser tratado como lo que es: un genocida de la peor calaña, responsable de la tortura y muerte de miles de hombres y mujeres víctimas del Operativo Cóndor.
Nos solidarizamos con los familiares de la víctima y con las organizaciones compañeras en las que estuvo militando. Un nombre más en el siniestro índice de campesinos ultimados en más de 20 años de transición hacia una supuesta democracia.
Exigimos del Gobierno de Fernando Lugo la investigación intensa del homicidio hasta dar con los responsables, y que sobre los mismos caiga todo el peso de la Ley.
¡No más impunidad!
¡No a la criminalización de las luchas sociales!
¡Por un Paraguay sin amos ni esclavos!