Agricultura es soberanía

«No empieces una dieta que terminará algún día, empieza un estilo de vida que dure para siempre».

El modelo de producción imperante en nuestro país y la región está obligando a la población a tomar conciencia de nuestros actos como seres humanos y principalmente como productores de alimentos, como campesinos y campesinas que somos, en medio de condiciones económicas y ambientales desfavorables. Cambiar nuestro modo de vivir, producir y alimentarnos más que una alternativa debe ser una línea estratégica de resistencia. La agroecología es la opción más viable y perdurable para la agricultura campesina, este modo de vivir debe ser rescatado, afianzado y conservado, pues al transformar nuestro entorno se coloca a las familias campesinas e indígenas como sujetos activos (históricos), promoviendo así el enfoque ecológico que tiene principios y no recetas.

La agroecología tiene sus raíces en la historia de la agricultura de origen ancestral; cada pueblo organiza su propia cultura en y con la naturaleza, buscando actualizar la ancestralidad para un cambio humano y volver a dar alimentos sanos. Se torna así la agroecología en una respuesta al hambre, a la crisis ambiental, al problema agrario, inclusive al covid-19 porque una persona bien nutrida goza de buena salud (defensa) y, por lo tanto, fortalece el sistema inmunológico.

Promovemos un modelo que protege y está a favor de la vida, pues al producir nuestros propios alimentos estamos haciendo frente a toda la red de supermercados de nuestro alrededor, llevar alimento a la mesa sin depender, decidir qué comer, diversificar y con la certeza de que es un producto sano, saludable, nutritivo. Este modo de vida hoy en día lleva el nombre de agroecología con campesinos, familias, árboles, comunidades, biodiversidad. La agricultura es una actividad típicamente humana que a través de la creatividad es capaz de dar alimentos; para ello, se incluye dentro de un territorio, agua, semilla, suelo, animal.

Los alimentos saludables deben ser frescos, variados y balanceados para tener buena salud y sentirnos bien. Alimentarse requiere de creatividad, disciplina, conocimiento, innovación, sabiduría, mantener viva la ancestralidad-identidad, trasmisión oral de conocimiento de generación en generación, el trabajo colectivo, reconocer, valorar el trabajo de las mujeres en la agricultura; quienes mantienen la cultura, el idioma, conservan la gastronomía local.

Las mujeres cumplen funciones indispensables dentro de la agricultura que históricamente no es reconocida ni valorado, como la recolección de las semillas, después de la cosecha las mujeres se encargan de guardarlas y cuidar que sean las mejores para no perder la vigorosidad…

La responsabilidad es colectiva, el campesinado, consumidores, técnicos de campo, las relaciones como seres humanos son elementos muy importantes para aplicar este sistema de producción, todos tenemos conocimientos que aportar en cada espacio. Experimentar, compartir e intercambiar los resultados con los demás.

La reforma agraria popular es necesaria cuando falta tierra para el campesinado y pueblos originarios y pobladores de los lugares periféricos de la ciudad, quienes son los que trabajan la tierra para un bien común y mejorar sus condiciones de vida, eso quiere decir que debemos sacar de quienes concentran solo para un negocio y acumular capital para unos pocos.

La lucha por las tierras malhabidas y lugares públicos improductivos de las ciudades (seccional colorada) pueden ser destinados a las familias que puedan producir sus alimentos, organizar huertas urbanas, chacra común, etc.