A 14 años de la muerte del niño Silvino Talavera
Hoy 7 de enero recordamos 14 años de la muerte de Silvino Talavera, quien vivía en el distrito de Pirapey (Itapúa), hijo de nuestra compañera Petrona Villasboa y que se encontró con la muerte a los 11 años, cuando volvía de hacer compras para el almuerzo y fue rociado con glifosato en una plantación de soja cercana a su humilde rancho. Días después falleció en el hospital, en medio de múltiples dolores y sufrimientos.
El caso fue tomado por la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri y llegó a juicio oral gracias a la solidaridad de muchas otras organizaciones nacionales e internacionales. Fue en Paraguay la primera denuncia de muerte por contaminación con agroquímicos introducida a los tribunales de justicia, que en 2005 dictaron una sentencia contra los productores de origen alemán Alfredo Laustenlager y Hernán Schlender. Éstos fueron condenados a dos años de pena privativa de libertad que nunca cumplieron, quedando al día de hoy en intacta impunidad.
Con el avance de los cultivos transgénicos, tenemos en nuestro país cientos de personas imputadas por atreverse a detener las fumigaciones tóxicas ejerciendo su legítimo derecho a la defensa de sus vidas, la de sus familias y comunidades. Otras personas, por el mismo motivo, están presas, heridas o muertas.
Los agrotóxicos forman parte del paquete tecnológico del modelo productivo vigente que a su vez expulsa a las personas del campo para extender las plantaciones de organismos genéticamente modificados. Están presentes en Guahory, Laterzakue, Ko’ê Pyahu, Barbero, Cristo Rey y en otros territorios en resistencia. No podemos olvidar las cruces de las víctimas en Marinakue, las que sin escrúpulos de ninguna naturaleza son arrinconadas por soja y otros similares en cada ciclo de la producción corporativa.
El agronegocio que mató a Silvino en 2003 y a las hermanitas Adela y Adelaida en 2014 en Huber Duré, que provocó una masacre de campesinos y policías en 2012, es también el responsable de la expulsión de los territorios ancestrales indígenas y de la pérdida de la soberanía nacional. Por eso consideramos que las empresas multinacionales que promueven y se enriquecen con el agronegocio son los enemigos de los pueblos.
Llamamos a la ciudadanía organizada a sumarse a la Campaña Permanente contra los Agrotóxicos y a favor de la Vida de la CLOC-Vía Campesina para defender los bienes naturales y la biodiversidad, las formas de vida y la autodeterminación de nuestros pueblos.
No queremos seguir lamentando más casos parecidos al de Silvino; al contrario: queremos honrar su memoria con la justicia que se merece, para que el descanso eterno le llegue y su nombre siga siendo sinónimo de fuerza, perseverancia, unidad en la búsqueda de la justicia social y por la vida.
Los agrotóxicos matan
Menos agronegocio, más agroecología