5 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente
En el marco de esta fecha tan especial, bregamos por la necesidad de repoblar el campo de campesinas y campesinos que aseguren la sostenibilidad del planeta y la producción de alimentos sanos. El exilio rural, forzado por la búsqueda de oportunidades y el acaparamiento de tierra por parte de las grandes corporaciones, destina vastas hectáreas al agronegocio y la especulación. Las políticas y programas públicos que incentiven el retorno al campo permitirán el mantenimiento de las formas de vida que beneficiarán a todos no solo en el futuro, sino en este presente en que enfrentamos el acelerado cambio climático.
Comunidades rurales fortalecidas tanto en lo social como en lo económico serán un espectro que abarque toda la grandeza del territorio nacional. El planeta necesita un cuidado profundo y comprometido. La explotación especulativa de los recursos naturales, impulsada por intereses económicos a corto plazo, demuestra a diario ser insostenible y destructiva. Hace sufrir a los animales, a los bosques, a los cauces hídricos. Para frenar esta regresión, es importante adoptar un modelo de desarrollo que valore el conocimiento y las prácticas de las poblaciones rurales y que priorice la conservación de la naturaleza, la soberanía alimentaria y el respeto por las culturas ancestrales.
En ese sentido, las mujeres campesinas e indígenas nos encontramos en la primera línea de defensa de nuestro planeta. Honor a las guardianas de las semillas, de la tierra, el agua y los bosques, a las que integran el arandu ka’aty a prácticas sostenibles que respetan y regeneran los ecosistemas y generan vida.